Cuenta la Historia que la humanidad estaba a punto de caer bajo el yugo del Rey Demonio, pero un mago solitario lo derrotó para traerle paz al mundo. Ese mago se convirtió en leyenda y fue nombrado el primer Rey Mago (sin relación con Melchor, Gaspar, ni Baltasar). El Reino del Trébol vivió en paz a través de las generaciones y los reyes magos y nueve órdenes mágicas subordinadas mantuvieron feliz al pueblo.
Pero esta no es la historia de este gran héroe, sino de Asta y Yuno, dos huérfanos que fueron criados juntos desde su nacimiento después de ser abandonados en la iglesia de Hage, ubicada en la zona olvidada del Reino del Trébol. En un mundo donde todos tienen poder mágico, que surge en las personas naturalmente, Asta es la única persona completamente incapaz de hacer magia, y por eso trata de compensarlo entrenando hasta que le salgan callos en el ojete. Por el contrario, Yuno es un prodigio nato, con inmenso poder mágico y el talento para controlarlo, además de una personalidad tranquila y contemplativa en contraste con el griterío e hiperactividad constantes de Asta.
Cuando cumplen 15 años, Asta y Yuno tienen la chance de convertirse en los denominados Caballeros Mágicos, al recibir sus respectivos grimorios, libros que canalizan la magia de su poseedor. Yuno recibe el grimorio del trébol de cuatro hojas (que canaliza la magia de viento), como el que tenía el primer rey mago del reino, mientras que Asta no liga ni un pin. Sin embargo, cuando un ladrón incapacita a Yuno para intentar vender su grimorio en el mercado negro, Asta convoca su propio grimorio, un extraño tomo deslucido que contiene un trébol de cinco hojas, ¡que esconde los secretos de la extraña Anti-Magia (que permite cancelar todos los efectos mágicos), para vencerlo! Como era de prever, Asta esconde mucha más fuerza de la que aparentaba y AHORA SÍ empieza la historia propiamente dicha. Ambos terminan en distintas órdenes de caballería (donde aparecen el 90% de los personajes secundarios y subtramas), mientras construyen una rivalidad amistosa para tratar de convertirse en Rey Mago; no sin antes alcanzar a ser los caballeros mágicos más fuertes del reino.
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